7 de enero de 2020

7 de enero de 2020 - Sin comentarios

Al carajo el 2019

Llegado el último jueves del año, como ya viene siendo costumbre en la República, no tienen otra cosa que celebrar la Nochevieja Bracanera.  Digamos que es una forma más legítima aún de beber vino, comer y reír, aunque con el toque especial de hacer el balance del año bracanero. Es cuando el Morito Güeno aparece en la sede cargado de regalos y les recuerda a cada uno de ellos su comportamiento a lo largo del duro año que termina. También recuerda, a modo informativo, las actividades desarrolladas, la asistencia de cada individuo y el número de invitados que han pasado por la sede, así como el número de personas que entraron como invitados y salieron como embajadores bracaneros de por vida. Como podéis imaginar una noche muy animada.


Pero para poneros un poco en la onda os diré que, como novedad este año, antes de comenzar con la noche de fin de año, lo bracaneros hicieron una pequeña peregrinación a casa de el Nuevo para conocer en primera persona a su último retoño, nacido un mes atrás. El pequeño Hugo recibió la consagración como bracanero  por el sequito que encabezaba mi amo, Presidente actual de la Republica, que en nombre del resto de bracaneros hizo entrega de unos presentes al pequeño Hugo y a su hermano Antonio. Del mismo modo, como no podía ser de otra manera, felicitaron a la madre de ambas criaturas.


Una vez cumplida escrupulosamente  la parafernalia y con el estomaguito lleno de las viandas y vino que gustosamente ofrecieron el Nuevo y su señora, pusieron rumbo a la sede institucional para disfrutar del último jueves bracanero del 2019. Pero las novedades continuaron a lo largo de la jornada, de tal manera que en esta ocasión compartió la magna velada bracanera el Kichi, embajador honorífico y aventajado. Lo de el Kichi merece un tratamiento particular y, como en Brácana son tan espléndidos, así lo hicieron. Tiempos atrás y siguiendo las tradiciones republicanas, Mario Alférez juro como invitado para dejar de serlo y convertirse en embajador. Muchas tertulias después, muchos más litros de vino (más bien arrobas) y jatería de primer nivel compartida con los bracaneros, entró el último jueves del 2019 como embajador y salió como el bracanero número doce.


Es algo inimaginable tiempo atrás, pero su dedicación llevando el nombre de Bracana allende los mares, así como  sus continuas muestras de bracanable, han hecho que sea un bracanero más con el nombre de guerrra de el Kichi de Brácana. Tanto trajín no me dejaba concentrarme en lo que sonaba en la emisora oficial, Onda Brácana Antena Pirenaica, donde también las novedades ocuparon un lugar importante. A lo largo de la noche, alternando con las  tradicionales melodías, se sucedieron los mensajes de felicitación de Punselito, es decir yo mismo, y la de el Americano o Rubito de Brácana. Desde el limbo mandó unas palabritas que me puso las plumas de gallina y a los de abajo ni os cuento.


El Morito Güeno llegó un poco tarde, como suele ser habitual, y lo hizo un poco desorientado, con un gran bulto a las espaldas y preguntando por la frontera del Tarajal. Pero rápidamente y al ver a todos los bracaneros saludándolo y agasajándolo, tomó posesión en el atril y saludo al personal. Compaginando vino, viandas navideñas, charlita más buena todavía y mucho cachondeo, el Morito Güeno repartió los regalitos a lo bracaneros, el Kichi incluido. Este año optó por igualar la cosa con un kit de emergencia sexual, compuesto por un cortaúñas; una pastilla de jabón Oya; un anillo abridor de cervezas; un paquete de clínex; dos ositos de gominola; un par de maderos dentales; y dos globitos con motivos navideños. Ahí lo dejo y cada uno que lo interprete como quiera.


La nota negativilla de la noche la dio el Paticorto de las Ondas que tuvo que abandonar la sede tras una llamada de su madre, que andaba la mujer un poco pachuchilla. La criatura se marchó con cara de circunstancias y sin gambitas para pasar la noche en el hospital. Pero como buen boina verde, tras cumplir con sus obligaciones familiares y dejar a su madre en sus aposentos, se pegó una vuelta por la sede para brindar a toro pasado y recoger su regalito.


De jatería, que os puedo contar. Chacinas gourmet, marisco en su punto, pulpo de Pulpí, ágapes varios y un arroz con bogavante que quitaba el sentío. Las pasas de la potra y Champannnn. En fin que con esta Noche Vieja ya suman nueve, y dan el pistoletazo para un 2020 prometedor a no poder más.
Feliz año nuevo cabrones.


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