28 de enero de 2020

28 de enero de 2020 - Sin comentarios

De vuelta al tajo

El título de esta entrada sirve de resumen para contar lo vivido en la última tertulia, segunda del año y primera del 2020 en la que todo vuelve a la normalidad. Y es que de todos es sabido que las fiestas navideñas traen consigo juerga y desenfreno que acaba por pasar factura. Pues bien, una vez que eso ya es historia, en Brácana todo vuelve a la normalidad. Es decir, charla, comida, vino... y nuevos invitados. En esas están mis compinches, tratando de cuadrar el nuevo año que llega cargado de expectativas.


Los primeros en comprobarlo han sido el Javi Moreno y el José Juan Panadero, llegados de la mano de el Suerto y el Paticorto, como compañeros de curro en la MTV (léase Montilla Televisión). Ambos se encontraron con un aspecto desolador en la sede porque, como contaba con anterioridad, las fiestas navideñas han dejado secuelas entre el personal. Tres bajas, por distintas excusas, que no motivos, se contabilizaron el jueves: la de el Maestro, la de el Abertxale y la de el Ministro de Alimentación. Ya sabéis que todas ellas son siempre añoradas aunque, para qué engañarnos, la última es la que duele más. Huerfanos en los fogones, el personal tiró de improvisación el jueves, de nuevo con el Suerto y el Paticorto al rescate. Se lo curraron con unos entrantes a base de embutidos güenos, unas lechuguitas con gulas, un pisto con huevo y una grangipane o Galette des Rois... Para ir cogiendo carrera en este año, no está nada mal.


De todas formas, el motor bracanero todavía no ha cogido revoluciones, la verdad sea dicha. De hecho, el jueves no sacaron ni la jarra para repartir vino, que se sirvió directamente del bag in box. Posiblemente esta fue la salvación de los invitados porque, según pude escuchar, no están muy sueltos en eso de la enología. Al menos el José Juan, porque el Javi sí fue a la zaga del personal. El susodicho ya generó cierto debate en Brácana cuando preguntó que si había frisante en las bodegas bracaneras. Allí el personal miró torcido, mordiéndose la lengua para que la sangre no llegara al río. Hubo incluso, para que veáis hasta donde llegó la afrenta, quien comentó por lo bajini que para insultos mejor hacerlos en otro sitio. Menos mal que se dio cuenta a tiempo y cerró puertas en torno al vino de tinaja como mal menor.


Pero como digo la cosa fue tranquilita, con mucha charla y alguna que otra petición de instalar una red wifi de la MTV en Brácana que no fructificó porque los nuevos embajadores escurrieron el bulto. Eso no fue óbice que la noche se cerrara con la tradicional tanda de digestivos que se prolongó más allá de las fronteras bracaneras. De hecho, según he oído después, el José Juan, el Kichi y el Paticorto acabaron en La Noche, mítico lugar de la vecina ciudad de Montilla. Mal empiezan el año... o bien, porque pa' vivir así de bien es mejor no morirse.


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