7 de enero de 2020

7 de enero de 2020 - 1 comentario

Tertulia de Boinas Verdes

Sé que cada jueves es diferente. Posiblemente me repita demasiado, pero es una verdad como la copa de un buen amontillado. Los invitados aportan cada jueves un toque diferente, con temas conversación distintos, especialidades culinarias variadas y vinos de elaboración artesanal, para probar otras cosas distintas a las que ofrece el mercado vinatero. Pues bien, de todo ello, hubo una pequeña muestra el jueves último. Normalmente cada grupo de invitados, lleva el sello del bracanero que ejerce de anfitrión y, la semana pasada fueron de el Suerto. Lo que viene a ser que tienen más peligro que una piraña en un bidet. A esto contribuyó también el número de nuevos embajadores con los que cuenta la República desde este inicio de diciembre: nada menos que seis más. Todos pisaron por primera vez Tierra Santa y dejaron su impronta dejando a más de un bracanero a la altura del betún.


Comenzaron amagando con un presente, por cierto muy chulo. Unos platos y unas jarras de barro personalizadas, para lástima de los pinches venideros. Porque ahora que se aproxima del Cumbre del Clima de Madrid, en Brácana se ponen ecologistas y prescinden del plástico, para colaborar con el mantenimiento del Medio Ambiente.


Los invitados en cuestión fueron el Javi Ponferrada, el Pepe Marqués, alias el Gase, el Antonio Carrasquillla, el Rafa Merino, el Javi Mesa y el Lolo Berral. Seis embajadores, seis, para una noche complicada. Sobre todo porque a nivel gastronómico, la tertulia fue una Master Class de jatería autóctona montillana. Me explico. El Lolo Berral se crió a pie de barra en el mítico bar de El Niño Los Cabos. Tenía una deuda pendiente con Brácana desde hace tiempo, para llegar a la República con unos crispines y unos sipotillos, marca de la casa. Y así fue. Hubo que explicar de dónde salieron aquellas recetas y, la más curiosa es sin duda alguna la de los sipotillos. Al parecer, según pude escuchar, el nombre llegó cuando un parroquiano despistado pisó el bar, ya con la cocina bajo mínimos. El padre de el Lolo, el Antonio Berral, tuvo que improvisar sobre la marcha, como buen tabernero, echando mano de uno chorizos, unos pimenticos y un tocinito. Pinchados con un palillo de dientes, sobre un trozo de pan fueron bautizados como un sipotillo de esos... y hasta ahora.



No menos resultón fue el rabo de toro que también se jalaron los tíos, cocinado por la madre de el Javi Ponferrada. Bueno, el rabo de toro y el surtido de ibéricos que llevaron los invitados, y las gambas de el Carrasquilla. Pa' habernos matao, vamos. Porque cualquier día van a necesitar un desatascador en vez de Almax.



A todo esto, retomo ahora el título de esta entrada: TERTULIA DE BOINAS VERDES. Porque una cosa es el sentido figurado de la frase, y otra bien distinta que se torne en realidad. El caso es que el Lolo Berral es un Boina Verde de verdad. Vamos, que el tío formó parte en sus años mozos del Grupo de Operaciones Especiales del Ejército. Como sabía que el término en cuestión es algo recurrente en Brácana, cuando sacó la gorra en cuestión, a la peña se le pusieron los ojos como platos. Especialmente a mi amo y a el Suerto, que se transformaron en una especie de Rambo, mezclado con Chuck Norris, que acojonaba nada más verlo.


No contentos con todo eso, los embajadores permanecieron en la sede hasta bien entrada la madrugada, escoltados por el Suerto. Cuentan las malas lenguas que no les pilló el amanecer de milagro. Conociendo el pelaje del personal, me lo creo.



1 comentarios:

Jajajaja....que buen rato echamos......que bien que lo pasamos,,..soy unos maquinas

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