18 de enero de 2019

18 de enero de 2019 - Sin comentarios

A.D. Brácana vs. Atco. Bolero

El verano ha entrado con fuerza en Brácana. El pasado jueves, recibieron la entrada oficial de la nueva estación copa en mano, acompañado de veteranos de guerra de la vecina localidad de Montilla. Era una tertulia que llevaban tiempo fraguando pero que, hasta ahora no había cuajado. Todos los invitados, ahora nuevos embajadores, tienen en común ser parroquianos de la Taberna Bolero.


Por ello, junto a ellos estuvo el Carlos que no quiso perderse por nada del mundo, la irrupción de sus parroquianos en la República, ni tampoco el Jose Mari Márquez. El resto tienen más peligro que una piraña en un bidet: el Miguel Navarro, el Manolo Casas y el Manolo Romero, el Fresco.
La Tertulia había levantado tal expectación en los días precedentes, que me aposté prontito en la máquina del aire acondicionado para no perder detalles. Varias cosas me llamaron la atención. La primera que esta gente está más cómodo en una taberna que en cualquier otro sitio. Se mueven, charlan y se comportan como pez en el agua, así que no desentonaron demasiado en un lugar donde se promueve precisamente eso, el taberneo.


De vino estuvo la cosa sobrada. Precedidos por su fama, el barril de C.B. se puso a bebe ratón para no defraudar. La comida le fue a la zaga porque fue una barbaridad. Os cuento. Los entrantes fueron abundantes y sabrosos con salchichón, carrillada en salsa de el Suerto, mejillones al vapor y habitas preparadas por el Manolo Casas. Vamos para que les hubiera dado una embolia si no lo hubieran falagado pertinentemente con su vino correspondiente. No contentos con ello, cerraron filas en torno a una perola descomunal de arroz con atún, quisquillas y choco, que llevó el Carlos. Y por si esto no fuera suficiente, de postres también se jincaron una pastela moruna traída por el José María Márquez. Ver para creer porque es que no tienen jartura. La foto de grupo que se hicieron pasará a la posteridad. Después de unos retoques, pasará a formar parte del Wall of fame de El Bolero. Vamos, lo más de lo más. A la altura de los personajes míticos de la vecina ciudad de Montilla.


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