18 de enero de 2019

18 de enero de 2019 - Sin comentarios

Jóvenes pero veteranos

Como quien no quiere la cosa, ya nos hemos metido a mediados de junio. No, no se me ha ido la cabeza, ni me he saltado ninguna semana. Lo único que pasa es que el primer jueves del mes estuvieron solos, bueno acompañados por el América, y por tanto no hay mucho que contar, salvo el guiso de caracoles y las habitas con huevo que se zamparon, además del postre aportado por el insigne cocinero.



Como digo, ya bien metidos en junio. Brácana empieza a oler a vacaciones de verano. Aún así, el jueves estuvieron en la sede la camarilla de el Ahijao: el Pepo, el Juan, el Charlie, el Puli y el Lobo, todos ellos embajadores veteranos de la República. No puedo evitar una sonrisa porque cada vez que echan cálculos de los invitados de el Ahijao se me viene a la cabeza que el coche lo trae la Guardia Civil. Pero, bueno, no fue el caso.


La llegada de embajadores jóvenes siempre aporta un soplo a aire fresco a la Tertulia. Nuevos temas de conversación, nuevas inquietudes y, en esta ocasión, nuevos tatuajes. Porque si algo caracteriza a esta gente es que rivalizan en ver quién deja menos cacho de piel sin tinta al aire. Esta vez además, tatuajes aparte, todos llegaron con el noble propósito de pegarse una despedida de soltero más -según escuché llevan ya unas pocas- ante el inminente matrimonio de el José María, el Lobo.


Como muestra, le encalomaron al poco de estar en la sede una camiseta amarillo pollo en la que pude leer que "por muy gallo que sea el gallo, la de los huevos siempre será la galllina". Sabias palabras para gente tan joven que ya entienden a la perfección de qué va esto del matrimonio. Que me lo digan a mí, que he salido escaldado de todas las relaciones que he tenido, desde la primera e irrepetible con Brigis, hasta la última que he intentado con una garcilla buellera, de la que mejor no hablar.


Pues eso, que se pusieron tiernos a vino y comida, especialmente con el arroz que cerraron la tanda de jatería. Por cierto, que se me olvidaba, que el América volvió a aparecer por la sede. Le ha tomado el gustillo y, como siempre dicen en Brácana, allí tiene su casa.

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