3 de enero de 2019

3 de enero de 2019 - Sin comentarios

Amalgama de embajadores

Alcanzamos ya la mitad del mes de febrero con nuevo invitados, que ya son embajadores. Sí, ya sé que me he saltado la crónica del primer jueves del mes, pero ya sabéis que suele ser una tertulia aburrida en la que sólo se come y se bebe vino, además de averiguar las tertulias venideras. Vale, de acuerdo, ya sé lo que estáis pensando, que eso es lo que pasa semana tras semana, y en cierta forma lleváis razón, pero veo más razonable centrar mi concentración en la sangre nueva que llega a la República.



Lo dicho, que me quedo con la segunda de febrero en la que hubo una terna de invitados difícil de hilar. No me interpretéis mal. Simplemente quiero decir que fue un grupo heterogéneo, con el Paco García, el Rafa Núñez y el Rafa Contreras. El primero, abogado de profesión, también es responsable del área de seguridad del Ayuntamiento de Montilla, de ahí que lo invitaran para adquirir ciertos favores si, llegado el caso, la cosa se pone fea. El Rafa Núñez es comercial del textil y lleva más kilómetros encima que el baúl de la Piquer. Por último, el Rafa Contreras es un veterano de guerra, superviviente de la extinta taberna El Perro Andaluz. Como veis hablo de un grupo dispar pero bien avenido, que diría el otro.


La charla comenzó con los ecos del Real Madrid- PSG de Champions (3-1 para los merengues) con los blanquillos sacando pecho. Mientras trasegaban sin pasión el Fino Panteón aportado el el Rafa que haciendo honor a su nombre, estaba de muerte, según decían.  El Paco se tuvo que ausentar un rato por motivos laborales, pero volvió a tiempo para darle salida a un vino ruso que llevó: массандра бастардо. Coño, es difícil hasta para escribirlo. También al licor Don Mochi, que él mismo aportó. Es una suerte de licor de fruta natural preparado con aguardiente, destilado de mieles de caña integrales y frutas silvestres como el Jobo, Capulín, Naranja, Maracuya, Litchie y Ciruela. En román paladino, una bomba de relojería. No me extraña que a la hora de los juramentos el Rafa Núñez lo intentara con su mejor voluntad, pero es que simplemente la mezcla de vino y lícor le dejó el habla pa pegos.


Sí mantuvo la locuacidad el Rafa Contreras que repasó sus inicios en el mundo del vino en la taberna de su abuelo. Me vais a perdonar, pero no me quedé con el nombre es una de mis voladas mentales a otros paraísos. Lo que sí me guardé en la memoria es, al parecer, su abuelo lo llevaba al patio de La Unión en vez de a jugar al parque... cómo iba a salir el niño !!!


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