9 de enero de 2019

9 de enero de 2019 - Sin comentarios

Colesterol en vena para la noche del jueves

Lo que yo decía en la última entrada. Que el tiempo pasa volando, coño. Que me lo digan a mí que soy un pájaro. Bueno, que era un pájaro. Ahora no soy más que un recuerdo bracanero aunque, eso sí, presente todos los jueves del año. Como digo, abril ya está en funcionamiento y, aunque el último jueves fue el primero de mes, esta vez sí hubo invitados. Teniendo en cuenta que cerraron marzo con la visita de el América y que luego faltaron a sus quehaceres bracaneros por Semana Santa, pues tocaba reunirse de nuevo de colegas para abrir el mes de la primavera.


El Miguel García y el Miguel Mora llevaban tiempo en la terna de invitados pero, por una u otra razón, nunca habían pisado Tierra Santa. Tal era la expectación que tenían que acudieron con jatería para aguantar un invierno nuclear ¡Qué cabrones! Se ve que el Suerto les leyó la cartilla en los días anteriores porque aportaron material para hacer una transfusión de colesterol. Y me explico. Caña de lomo, morcilla, chorizo, cabeza de jabalí, queso y tocino de veta, sólo para hacer boca. Y tanto que la hicieron. Ese tipo de alimentos sólo pide vino por arrobas y a ello se aplicaron, a pesar de que no noté muy duchos a los invitados en esa tarea. Se defendieron, eso sí, como gato panza arriba, espoleados por el Kichi, que hizo de cicerone junto con el Suerto.


El Mario lleva ya tantas Tertulias que se pasa desapercibido ya sea apoyado en la botas o en la barra. No contentos con los entrantes, se apostaron unos medios al tocino a la plancha. Porque esta gente no se juega los cuartos con lechuguitas, lo hacen a lo grande y sin conocimiento. Todo esto sin saber que el Ministro de Alimentación se guardaba un as en la manga, a base de langostinos con setas para cerrar la noche culinaria.


Los dos migueles estaban flipando, sobre todo el García, que muy astuto, se pilló el día siguiente libre en previsión de que la cosa fuera a mayores ¡Y tanto que lo fue! Ya con un digestivo en el cuerpo tiré detrás de ellos tras abandonar Brácana, acompañados de el Suerto y el Paticorto. Poker de ases. Lo ví entrar en un local mítico de la vecina ciudad de Montilla como La Noche. Hasta ahí puedo contar porque me cerraron la puerta en el pico y me quedé con las ganas de seguir con ellos la fiesta. No obstante, ya sabéis, lo que pasa en Brácana, queda en Brácana, bajo secreto de sumario.


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